Siguiendo la temática de Ciencia ciudadana I, esta vez nos vamos a centrar en algunos proyectos que están funcionando en el mundo.
Proyectos globales
Uno de los proyectos que más me ha gustado desde siempre, en especial por su concepción, es Cyber Tracker. En sus orígenes este proyecto comenzó con la ayuda de habitantes del desierto de Kalahari para proteger rinocerontes. Este proyecto fue muy innovador ya que muchos de los participantes no sabían leer ni escribir, por lo que en 1996 desarrollaron un GPS con una interfase amigable que sirviera para identificar y marcar sitios de observación de las especies de interés. En ese momento fue el proyecto precursor de muchos otros al aprovechar el incipiente desarrollo de los GPS y combinar el conocimiento indígena con el científico. Hoy en día este proyecto sigue trabajando con comunidades indígenas de Australia, Canadá, América del Sur y otras partes del mundo. El sistema «Icon User Interface» (interfase con el usuario a partir de íconos) ha sido tan innovador que hoy en día se puede descargar como aplicación para usar en los teléfonos inteligentes y sirve para capturar datos espaciales para proyectos propios o no, en forma independiente de plataformas externas. La desventaja es que los datos quedan guardados en una computadora, a diferencia de otros proyectos que vamos a ver a continuación.
Otro proyecto interesante por su impacto a largo plazo fue Season Spotter (algo así como «Observador de estaciones»). Actualmente este proyecto está en «pausa» pero parte de lo logrado ha sido publicado en la revista científica Remote sensing. Este proyecto utiliza cámaras automatizadas para hacer un seguimiento de la fenología de las plantas y estimar el efecto del cambio climático a escalas continentales. La participación de la ciudadanía estuvo relacionada con la identificación de los estados fenológicos y otros atributos de la vegetación en las fotos obtenidas.
Proyectos de países u organismos puntuales
Muchos países han desarrollado sus propias plataformas para captar información sobre su biodiversidad utilizando a la ciudadanía para este fin. ALA (Atlas of Living Australia) es un excelente ejemplo de esto. El gobierno de Australia comenzó hace ya muchos años desarrollando una base de datos para digitalizar toda la información alojada en colecciones biológicas del país, lo que terminó en una plataforma on-line de múltiples usos para la ciencia y la ciudadanía. Además de poder cargar datos a la base, explorar la flora y fauna de un sitio determinado, descargar y desarrollar proyectos de investigación, este sitio ofrece valiosos recursos para educadores ambientales.
Quizá lo más innovador en los últimos años de ALA es un nuevo proyecto para incorporar el conocimiento ecológico tradicional de los pueblos aborígenes de Australia. El objetivo es simple, tender un puente entre el conocimiento tradicional y el científico y lograr una participación activa de las personas que más conocen sobre la biodiversidad nativa de Australia.
Otros proyectos se centran en un determinado grupo de organismos, como en el caso de eBird, que posee varios portales en diferentes países. Este es un proyecto desarrollado por el Laboratorio de Ornitología de Cornell y la Sociedad Nacional Audubon de Estados Unidos. Permite aportar observaciones de aves en todo el mundo y llevar un registro de las aves que hemos visto y cargado al sitio. También, al igual que otras plataformas, permite ver qué especies podemos ver en un sitio determinado.
Este proyecto se encuentra en la Argentina, asociado a Aves Argentinas, el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva, y Sistema Nacional de Datos Biológicos. Entre sus varias aplicaciones, una se destaca de otras plataformas porque ha permitido conocer más sobre los patrones de migración de algunas aves. Esto nos permite, por ejemplo, tener una idea de cuándo podemos ver un ave determinada en todo el país o en una provincia en particular de la Argentina. Otra característica innovadora es la posibilidad de cargar una lista de especies observadas en un lugar determinado. Esto obviamente va de la mano de la forma en que los observadores de aves vienen realizando sus observaciones. Es una tradición entre los observadores registrar todas las especies observadas en una libreta, lo que posee un valor agregado de conocer el conjunto de especies presentes en un sitio y momento dados. La contra de esto es que hay que confiar en el entrenamiento del observador en que no haya cometido errores, ya que no tenemos forma de corroborarlo directamente. De todas formas, la plataforma permite también subir observaciones individuales con fotos y/o sonidos. A esto se suma un potente filtro que identifica observaciones poco probables que pueden ser atribuidas a errores de identificación.
Proyectos personalizables
Aquí podríamos nombrar muchas plataformas que permiten llevar adelante proyectos personales dentro una plataforma mayor. De hecho algunos que ya hemos nombrado lo permiten. Incluso podemos realizar nuestro propio proyecto con herramientas gratuitas (formularios, planillas de cálculo en la nube, APIs de mapeo) pero hay que tener un poco de conocimiento previo.
La plataforma que hemos elegido para algunos proyectos de BIOTA es iNaturalist. Es una plataforma gratuita de muy fácil utilización creada en California inicialmente por un grupo de estudiantes como trabajos finales de maestría. Rápidamente generó un gran interés por la Academia de Ciencias de California que adquiere el sitio, el que ya tenía como nombre iNaturalist. Actualmente, este sitio es utilizado por miles de personas de todo el mundo que aportan sus observaciones a una megabase de biodiversidad. Algunos países se han sumado y ya lo integran como parte de su política ambiental. México, a través de la CONABIO (Comisión nacional para el conocimiento y uso de la biodiversidad), también adoptó este sitio para captar información de la riquísima biodiversidad de su país y a la vez involucrar a los mexicanos en el conocimiento y conservación de la misma. Nueva Zelanda también lo ha adoptado, mientras que Colombia y Canadá han sido los últimos en hacerlo.
En una próxima entrada vamos a mostrar proyectos aplicados a la biodiversidad de la Argentina y de Mendoza.