Las Especies Exóticas Invasoras (EEI) pueden ser virus, hongos, algas, plantas, invertebrados, peces, anfibios, reptiles, aves o mamíferos. Son especies que una vez trasladadas por el Hombre lejos de su lugar de origen y establecidas en una nueva área, resultan prácticamente imposibles de erradicar. Los impactos de las especies exóticas invasoras son inmensos y por lo general irreversibles, y se las considera la segunda causa de pérdida de biodiversidad a nivel mundial.
Se le llama “especie exótica” o “especie introducida” a aquellas especies que proceden de otro hábitat o región, es decir, que no son autóctonas o nativas. Dentro de esta categoría hay muchas especies que conocemos muy bien, como aquellas que utilizamos en nuestra alimentación diaria (vaca, cabra, tomate, cebolla, etc.), muchas de las que consideramos malezas y también muchas de nuestras mascotas (perro, gato, hámster, etc.).
Gato doméstico (Felis catus), en ambientes naturales son depredadores importantes de aves y otros pequeños animales. También está considerado como una de las 100 especies exóticas invasoras más dañinas del mundo. Los impactos más importantes de esta especie han sido en ambientes insulares.
Para que una especie exótica se vuelva invasora, debe cumplir ciertos requisitos. Una vez que ha sido trasladada a un nuevo lugar (ya sea de forma intencional o accidental), la especie debe poder reproducirse por su cuenta, sin la ayuda del ser humano. Para ello se deben dar las condiciones propicias para su desarrollo, como la falta de especies competidoras o la falta de depredadores que la eliminen del lugar. Superado este periodo, se considera que la especie se encuentra “establecida” en la nueva ubicación geográfica. Con el paso del tiempo esta especie puede avanzar de manera notable a costa de su nuevo entorno natural y convertirse así en “invasora”. Normalmente no tienen depredadores y comienzan a competir por recursos (alimento, sitios de nidificación o refugios) con las especies autóctonas (propias del lugar), provocando una disminución en la biodiversidad local. Una vez que estas especies invasoras están instaladas en el ecosistema resulta muy difícil eliminarlas.
En Mendoza existen numerosas especies exóticas que presentan diferente grado de expansión. Algunas podemos considerarlas dentro de la etapa invasiva, mientras que otras están en etapa de establecimiento.
Utilizando como referencia a la publicación realizada por UICN (Unión para la Conservación de la Naturaleza), donde se da a conocer las 100 especies exóticas invasoras más dañinas del mundo, podemos dar un listado de aquellas que son, o pueden ser, problema para Mendoza.
– Tamarisco (Tamarix ramosissima). También llamado Tamarindo, es un árbol pequeño originario de Asia, norte de África y sudeste de Europa. Son grandes consumidores de agua, sus hojas secretan sal que impide que crezcan otras especies bajo su copa. Las zonas donde se ha establecido el Tamarisco son propensas a incendios, ya que sus hojas y ramas que se acumulan en el suelo son muy inflamables. En Mendoza es una especie en fase invasiva, ocupando grandes extensiones en el Dique El Carrizal, Laguna de Llancanelo y márgenes de los ríos Mendoza y Tunuyán. Más información de esta especie
– Jabalí (Sus scrofa). Los Cerdos asilvestrados son animales domésticos que fueron liberados o se escaparon. Introducidos en muchas partes del mundo, provocan daños en cultivos, reservas y propiedades, y transmiten muchas enfermedades como la Leptospirosis y la Fiebre aftosa. Al hozar, arrancan grandes áreas de vegetación nativa y propagan malezas, perturbando el desarrollo de los procesos ecológicos como la composición y sucesión de especies. Son omnívoros y su dieta puede incluir individuos juveniles de tortugas terrestres y aves, y adultos de reptiles y artrópodos.
No hay estudios poblacionales de esta especie en Mendoza, pero se sabe que las mayores concentraciones se encuentran en el sur y el este de la provincia. General Alvear, Malargüe, San Rafael, La Paz y Santa Rosa son los departamentos donde se han reportado la mayor cantidad de ejemplares. Se lo encuentra en al menos dos áreas naturales protegidas, la Reserva Laguna de Llancanelo (Malargüe) y la Reserva de Biosfera de Ñacuñán (Santa Rosa). La presencia de la especie en la zona del Valle de Uco puede deberse a una expansión geográfica de la especie hacia esta región o a una población silvestre generada por animales escapados de cotos de caza en la zona. Más información de esta especie
– Rana toro (Lithobates catesbeianus). Especie nativa de América del Norte. Ha sido introducida en más de 40 países de cuatro continentes. Muchas introducciones han sido intencionales para establecer una nueva fuente de alimento para consumo humano. Otras poblaciones se han establecido a partir de individuos escapados de criaderos.
El efecto de la introducción de anfibios exóticos sobre la herpetofauna nativa puede ser grave. La Rana toro ha sido responsable de algunas epidemias de un hongo llamado Quitridio (ver siguiente especie), responsable en parte de la declinación de las poblaciones de anfibios a nivel mundial. También son depredadores y competidores de anfibios nativos, algunos de ellos con serias amenazas de supervivencia. Son necesarias leyes estrictas para prevenir futuras introducciones. La erradicación es muy difícil una vez que la especie está establecida. Pueden medir hasta 20 cm y pesar hasta 800g. Las hembras son de mayor tamaño y pueden colocar hasta 20.000 huevos por postura. Los machos pueden llegar a la madurez sexual en 1-2 años, mientras que las hembras lo logran en 2-3 años. Pueden vivir entre 8 a 10 años en la naturaleza. Más información sobre esta especie
Rana Toro (Lithobates catesbeianus) una de las 100 especies exóticas invasoras más dañinas del mundo
– Quitridio (Batrachochytrium dendrobatidis). Produce la enfermedad llamada Quitridiomicosis cutánea que es altamente infecciosa y produce alteraciones en la piel de los anfibios. Estas alteraciones afectan la respiración ya que los anfibios, además de respirar por pulmones, también respiran por la piel. También afecta el comportamiento y debilitan a la piel como barrera contra toxinas y agentes de infección.
Rana Arlequín (Atelopus limosus), endémica de Panamá, muerta por Quitridiomicosis
La mortalidad de los adultos infectados puede ocurrir en dos semanas, pero las esporas son liberadas de la piel y reinfectan otros individuos. Esta enfermedad es una de las principales causas de la disminución de las poblaciones de anfibios a nivel mundial. Se cree que la quitridiomicosis es originaria del sur de África. El primer registro conocido de la infección fue en la rana africana Xenopus laevis. Debido a que los Xenopus son vendidos en tiendas de mascotas y utilizados en laboratorios de todo el mundo, es posible que el hongo quitridio haya sido importado desde África al resto del mundo. Actualmente se ha registrado su presencia en varias especies de anfibios nativos en Argentina, incluida la Ranita del Pehuenche en Mendoza. Más información de esta especie
– Didydmo o «moco de agua» (Didymosphenia geminata). Es un alga unicelular que puede impactar fuertemente los ecosistemas acuáticos donde es introducida. Originaria del Hemisferio Norte (ríos de Europa, Asia y América del Norte), se registró su presencia en en la cuenca binacional del río Futaleufú, y actualmente ya ocupa varios cuerpos de agua de Patagonia. En esta región, así como en territorio mendocino, hay ambientes favorables para que el didymo prospere y genere floraciones. Estas floraciones son crecimientos masivos que generan gruesas capas de material extracelular que se acumulan sobre los sustratos dando el aspecto característico de una alfombra marrón. Esta alga es fuertemente invasora, de rápida expansión y con dramáticas implicancias ecológicas, económicas, sociales y estéticas. Más información de esta especie
A pesar de ser un alga unicelular, sus floraciones cubren por completo el fondo de ríos y arroyos
– Truchas (Salmo trutta, Oncorhynchus mykiss). Las truchas en general, cuando son introducidas fuera de su rango nativo para acuicultura y para la pesca deportiva, han dado problemas por su potencial competencia y depredación de las especies de peces, anfibios e invertebrados nativos. La Trucha arcoiris (Oncorhynchus mykiss) es una de las especies de peces más ampliamente introducida en el mundo y junto a la Trucha marrón (Salmo trutta) están consideradas dentro de las 100 especies exóticas invasoras más dañinas del mundo. Más información de estas especies
La Trucha arcoiris es un voraz depredador que afecta a las poblaciones nativas de peces, anfibios e invertebrados. Está considerada dentro de las 100 especies exóticas invasoras más dañinas del mundo.
– Chaqueta amarilla (Vespula germanica). Se trata de una avispa de hábitos sociales originaria de la zona Mediterránea. En las regiones donde es introducida suele ser más exitosa que dentro de su rango geográfico nativo, ya que explota eficientemente recursos alimenticios como néctar u otros insectos, de los que la fauna nativa puede depender. La Chaqueta amarilla muestra varias características que la hacen una especie invasora exitosa, entre ellas el hecho que una sola hembra inseminada puede establecer una nueva colonia.
Chaqueta amarilla (Vespula germanica), una avispa en rápida expansión en la Argentina. En los últimos años se la puede observar también en Mendoza.
En la Argentina se la observa desde Chubut hasta Mendoza, principalmente en la zona de montaña, aunque también se la ha detectado en el Alto Valle de Río Negro y Neuquén. Los daños que produce esta avispa son varios, entre los que se destacan los ataques de la Chaqueta amarilla sobre las colmenas de abejas domésticas (Apis mellifera) y ataques a animales heridos. También es un problema en áreas turísticas, ya que estas avispas se ven atraídas por alimentos y bebidas azucaradas y su picadura es dolorosa.
En Mendoza está siendo común observarlas en zonas de gran afluencia de gente, como Potrerillos, El Manzano y Villavicencio. Más información de esta especie
– Estornino pinto (Sturnus vulgaris). Originario de Europa, Asia y norte de África, ha sido introducido en todo el mundo excepto en la región Neotropical. Es un omnívoro agresivo y sus daños a la agricultura cuestan millones de dólares cada año, contribuyendo además a la disminución de las especies de aves nativas a través de la competencia por recursos y sitios de nidificación.
El Estornino pinto (Sturnus vulgaris) se comercializa como mascota dada su capacidad de imitar y repetir palabras.
En la Argentina ingreso como ave de jaula y luego por escapes o liberaciones intencionales empezó a colonizar todo el este de Buenos Aires. En Mendoza y San Juan se han empezado a observar individuos aislados y algunas parejas reproductoras.
Si se establece esta especie en la provincia de Mendoza puede ser un gran problema económico, ya que esta especie se alimenta de frutos como uva, aceituna, durazno, pera, manzana, las principales fuentes de la actividad agrícola-económica de la provincia. Más información de esta especie
¿Qué hacer para reducir el efecto de las EEI?
El mejor control para una EEI es la prevención y la detección temprana, ya que erradicar estas especies antes o durante la fase de establecimiento es mucho más económico y efectivo que intentar realizarla una vez que la especie ya está invadiendo los ambientes.
A nivel de la ciudadanía hace falta mayor difusión sobre las especies que pueden causar problemas. Las personas que van a iniciar una actividad económica que involucre a EEI, debe estar al tanto de los efectos de esas especies en el ambiente y ser responsable por los daños que pueda causar. Asimismo, las personas que adquieren una mascota, deben saber que serán los responsables de controlarla y conocer sobre su biología. Un problema cotidiano se da cuando, por ejemplo, compramos una tortuga de agua. Al principio es pequeña y la podemos tener en un acuario chico, pero cuando la tortuga empieza a crecer, y por lo general ya nos cansamos de la mascota, tendemos a “liberar” al animal en el primer cuerpo de agua que encontramos. Este comportamiento que a muchos les parece “ecológico” es, justamente, todo lo contrario. Los daños que causamos al ambiente al liberar especies exóticas pueden ser muy graves. Incluso si liberamos especies autóctonas que han estado en cautiverio, éstas pueden transmitir enfermedades a sus congéneres silvestres, causando la mortandad de muchos individuos.