¿Es posible conciliar el desarrollo económico con el cuidado del ambiente?
Las rutas, cada vez más anchas y con mayor cantidad de tráfico, producen un efecto claramente negativo en el ambiente: la fragmentación de hábitats.
Cada estructura que construimos en pos del desarrollo tiene un efecto en el ambiente, esto es innegable. Por esta razón, ya sea por conveniencia o por ignorancia, leemos – o escuchamos – que no se puede detener el desarrollo, que la obra va a traer muchos beneficios a la gente y que los efectos negativos al ambiente son mínimos comparados con estos beneficios.
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